A nadie le gusta que un jugador de su equipo esté en entredicho. Dicho esto, la amplificación mediática que ha tomado el asunto de Benzema es para ponerse a reflexionar. En primer lugar, aún no ha pasado nada. El jugador tuvo que dormir en dependencias policiales porque así se lo exigía la ley francesa mientras llegaba la hora de declarar, pero no en un calabozo y entre rejas como se ha dicho y se ha visualizado mediante montaje en el programa de los manolos (a lo mejor el Madrid debería decir algo al respecto).También el señor Pedrerol abrió su programa del mediodía con este tema y se tiró 10 minutos exactos de reloj de los 30 que tiene, y todo esto después de una jornada de Champions donde se habían disputado 7 partidos, a los que dedicó los 2 últimos minutos deprisa y corriendo. Me parece deprimente que los programas deportivos se enfoquen en los temas no deportivos y dejen en un plano secundario los resúmenes de los partidos. La información deportiva ha desaparecido en favor del sensacionalismo, pero la verdadera culpa no está en los periodistas (ellos van a lo que dé audiencia), sino en un público aborregado y con las neuronas congeladas.
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